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About: n este artículo nos ocupamos de los juguetes y su seguridad. Muchas veces subestimamos ciertas cosas, y ofrecemos a nuestros hijos juguetes que están prohibidos por sus materiales, o por la presencia de piezas pequeñas y, por tanto, por su edad, o incluso por su funcionalidad. Sin embargo, es un error comportarse así e incluso yo, que escribo esta guía, no negaré que a veces he comprado los juguetes "equivocados" para mis nietos, sin pensar en los riesgos que podrían correr, sino sólo dejándome atraer por el precio. Hay que subrayar que las etiquetas que acompañan a los juguetes no suelen ser completas y los compramos quizás porque a primera vista parecen "inofensivos". Si, por ejemplo, pensamos en los clásicos juguetes para morder, para ofrecer al niño durante el periodo de dentición, no imaginamos ni por un momento que puedan estar hechos de material "prohibido". Otros juguetes similares son las atracciones de baño, los primeros libros de plástico y cualquier cosa blanda que los bebés puedan morder "fácilmente". Pensamos que por estar destinados a los bebés son juguetes seguros, pero nos equivocamos. Todos estos tipos de juguetes son, como se ha dicho, blandos y la materia prima utilizada es el PVC blando, que contiene una sustancia peligrosa, el policloruro de vinilo. Los compuestos químicos utilizados son peligrosos para el niño, que muerde el juguete, quizás rompiendo un trozo y tragándolo, pero incluso el mero hecho de masticar el PVC blando puede causar daños a la salud, más concretamente a los riñones y al hígado. Como hemos dicho, la presencia del material PVC, pero en el caso de las mercancías falsificadas, esta indicación puede no estar presente. En cuanto a los demás juguetes, además de ser de excelente calidad, deben haber sido tratados con pinturas no tóxicas. LOS JUGUETES BLANDOS NO SON JUGUETES SEGUROS. Para garantizar la seguridad de los juguetes, la estructura del juguete también es importante. Si, por ejemplo, consideramos el clásico juguete de peluche, tenemos que prestar atención no sólo al pelaje, que podría ser un riesgo grave y peligroso de ingestión para el niño. El juguete blando (en cualquier caso, prohibido para niños menores de 36 meses), ofrecido al pequeño, podría ser mordido, o el niño podría arrancarse algún pelo y atragantarse.