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About: Las personas que atraviesan un periodo de angustia psicológica suelen ser objeto de consejos no solicitados. "Intenta hacer más ejercicio", "Deberías ser más activo", "¡Vete de vacaciones!" y ante todo: "Habla con alguien: un amigo, un psicólogo...". Por lo general, los consejos que se centran en el "hacer" son simplemente ignorados. El consejo de ir a hablar con "alguien" es ligeramente más popular, aunque tanto la persona que aconseja como la que es aconsejada no suelen tener muy claro por qué hablar con alguien podría ayudar. El amigo y el psicólogo/psicoterapeuta especializado (para conocer la diferencia entre las figuras profesionales del psicólogo y del psicoterapeuta, véase mi artículo sobre el tema) se suelen meter en el mismo saco, como si al hablar con uno u otro se obtuvieran resultados similares... "Por supuesto que sería mejor tener un amigo disponible, pero si no está disponible por el motivo que sea, un psicoterapeuta también podría estar bien". Como si el psicoterapeuta fuera un amigo pagado ... En este artículo no quiero en absoluto restar importancia al significado y la importancia de la amistad, que creo que es una de las dimensiones más bellas y nutritivas de la experiencia humana. En cambio, pretendo aclarar cuál es el papel específico del psicoterapeuta y en qué se diferencia del del amigo. El psicoterapeuta no es un amigo Aunque el psicoterapeuta se comporte de manera amistosa con el paciente, su relación, aunque sea de naturaleza muy particular, no es de amistad. La relación entre el psicoterapeuta y el paciente difiere de la relación con un amigo, en primer lugar porque se trata de una relación nueva. Cuando el paciente cruza el umbral de la consulta del psicoterapeuta por primera vez, éste no se involucra emocionalmente con la persona y su juicio permanece inalterado, ya que no puede ser influenciado por eventos anteriores. Es por ello que el código deontológico de los psicólogos, es decir, la guía de comportamiento que deben seguir los psicólogos, establece que es una infracción grave que el psicoterapeuta trabaje con "personas con las que ha tenido o tiene relaciones significativas de carácter personal, en particular de carácter afectivo-sentimental y/o sexual". La relación entre el terapeuta y el paciente es de carácter profesional (el terapeuta recibe unos honorarios por su trabajo) y esto contribuye a crear ese distanciamiento necesario para que el psicoterapeuta mantenga su capacidad de razonar de forma independiente. Un amigo, en cambio, puede estar tan implicado emocionalmente que pierda la lucidez.